El más antiguo de los malentendidos: la sutil diferencia entre terracota y cerámica.

 

Antes de revisar las características únicas de la terracota – una palabra tan reconocible que se ha vuelto internacional – es necesario un aviso que disipará una duda común a muchos: ¿es o no es sinónimo de cerámica?

Sin entrar en demasiados tecnicismos, aquí está la respuesta: no. Los dos materiales no son intercambiables. Y esto por una razón muy simple, que la terracota es solo uno de los tipos de cerámica existentes. De esta familia ampliada forman parte todas las terracotas, los gres y las porcelanas.

En resumen: la terracota es una cerámica, mientras que la cerámica no es (exclusivamente) terracota.

¿Y la arcilla (o barro, si se prefiere)? Es el material cerámico – cualquiera de los mencionados anteriormente – en estado plástico, es decir, en su forma moldeable antes de la cocción.

¿Todo esto qué significa? Que, hechas las distinciones necesarias, queda un mínimo común denominador: el origen natural, y el final de vida no contaminante, de cada uno de estos recursos.

Un rasgo que aumenta exponencialmente su valor, en el ámbito de un diseño material y, sobre todo, verdaderamente circular.

Acerca de la terracota 

 

Tres adjetivos sobre todo: porosa, resistente, aislante.

Efectivamente: tiene una gran capacidad de absorción (y liberación) de agua y permite también una buena transpiración del aire (convirtiéndose en un excelente aliado para alojar o regar plantas).

¿Y la coloración? La terracota es un compuesto de minerales, como magnesio, calcio, silicio, cobre y hierro. Según la predominancia de uno u otro mineral en su procesamiento, puede asumir diferentes colores, variando desde tonos blancos a amarillos, rojos, grises, azules, beige, rosas.

Como "compuesto de minerales", queda fuera de cualquier posible derivación contaminante. La terracota es, no por casualidad, un material perfecto para reducir su impacto en el medio ambiente: tanto como productores, como usuarios finales.

Una vez cocida adquiere solidez y resistencia: increíble, de hecho, si se piensa en su maleabilidad durante el procesamiento. La compacidad y la impermeabilidad la hacen extremadamente difícil de dañar.

Y aquí llegamos a su capacidad de ser un aislante térmico y acústico: un mantenedor de temperatura 100 % natural y una herramienta perfecta para la construcción.

Fresco: la temperatura constante de un material permanente en la naturaleza

Recientemente, se dijo que la terracota tiene cualidades aislantes inesperadas.

En Oway y en Artigiano, el laboratorio creativo y manufacturero que completa y resume el enfoque virtuoso de nuestra Agricosmética®, es uno de los materiales que preferimos.

No solo apreciamos y valoramos su origen natural, sino que nos esforzamos por recuperarlo según un proceso de upcycling. Este es el enfoque que guía toda nuestra fabricación artesanal, porque pretende hacer de las materias primas naturales “materias segundas”: recursos que, una vez consumidos, no dejan de existir y vuelven a circular con una nueva y superior importancia (y, ¿por qué no?, destino de uso).

Precisamente de la valorización de la terracota y de sus propiedades insuperables, nace Fresco. Un contenedor térmico diseñado por Oway y realizado a mano entre los muros de Artigiano. Un objeto de diseño pensado para embellecer la mesa y acompañar las noches de verano con un toque de elegancia atemporal, adecuado para cualquier tipo de contexto y ambiente.

Naturalmente aislante, Fresco tiene la capacidad de mantener constante la temperatura y es por lo tanto ideal para preservar la frescura de las botellas.