Oway Metal Dispenser: pequeños engranajes motores del camino hacia un mundo sin plástico
El mundo post-plástico es un viaje compuesto de etapas progresivas y cambios bien pensados, que se hacen cada vez más posibles con el tiempo. Así nacen nuestros dispensadores de metal: pequeños elementos del packaging necesarios para dispensar nuestras fórmulas agricosméticas. Una elección compatible con nuestros frascos, con el consumo consciente y, sobre todo, con el medioambiente.
De “packaging sostenible” se habla (afortunadamente) con gran sencillez y (desafortunadamente) con extrema simplificación.
Para ello, se analizan en detalle todos los tipos de envases primarios y secundarios, evaluando su funcionalidad, reciclabilidad y capacidad de protección.
Hoy en día, el packaging representa cada vez más un terreno de innovación circular. Las personas lo notan y lo evalúan, pero aún más deberían hacerlo las empresas: para desencadenar un círculo virtuoso casi inconsciente, despertando la atención sobre el tema e inspirando hábitos y elecciones de compra responsables.
Cada pequeño detalle – desde la caja hasta los frascos, desde las etiquetas hasta los pequeños componentes como dispensadores y dosificadores – debe ser cuestionado, siguiendo un camino incesante de investigación, visión y desarrollo.
Back to the future: cuando el vidrio y el aluminio ya eran la mejor elección para el packaging
No, esto no será un aburrido excurso de todas las evoluciones del packaging desde el paleolítico hasta hoy.
Al fin y al cabo, que en la antigüedad se apreciaran los cosméticos y el maquillaje no es un secreto para nadie, especialmente para los apasionados del sector: a los egipcios se les atribuye el mérito de haber inventado la primera paleta de maquillaje (colorete y neceser incluidos), y a los romanos el indiscutible reconocimiento de haber intuido el potencial del vidrio, añadiéndolo a materiales como el oro, la madera y el hueso para lograr una sostenibilidad económica a gran escala.
¿Pero cuándo se convierten el vidrio y el metal en los materiales predominantes? Antes de la Revolución Industrial.
Se descubre que el vidrio protege el producto evitando su oxidación, mientras que el metal es indestructible e impermeable, pero también duradero y reutilizable.
Sin embargo, en 1862, Alexander Parkes presenta el primer producto fabricado en plástico. Y así, en pocas palabras, el uso de materiales sostenibles para el packaging cosmético pierde fuerza a favor del plástico, más práctico y económico.
Hasta llegar al presente: cuando finalmente las palancas de la sensibilidad medioambiental y las elecciones responsables vuelven (o quizás comienzan) a guiar las decisiones productivas.
Accesorios más esenciales que nunca: los dispensadores también marcan la diferencia
Partamos de un supuesto: los dispensadores están diseñados para simplificar la vida, garantizando una dosificación precisa y minimizando el desperdicio del producto.
Son fundamentales en el ámbito de la cosmética y los productos de belleza para utilizar cremas y lociones, ya que además de permitir una aplicación cuidadosa, aseguran una mayor limpieza y protección de la fórmula.
Ahora, sin perdernos en consideraciones sobre el diseño, las dimensiones y los cuellos de estos pequeños componentes tan importantes para el consumo del producto, basta con detenernos en el enorme impacto que – a pesar de su reducido peso específico – pueden tener en los ecosistemas y en todo el medioambiente.
¿Por qué?
Es simple: porque se pueden separar del frasco y, por lo tanto, se dispersan con mayor facilidad, pero también y sobre todo porque están fabricados en su gran mayoría de plástico no reciclable.
Y si la capacidad de dosificar cuidadosamente el producto entregando solo lo necesario es un acto consciente, su eliminación debe volverse también consciente: un detalle que no es en absoluto desdeñable.
Dosificadores y dispensadores de metal: la elección de Oway para un mundo sin plástico
Un camino es tal porque es incesante, sin la pretensión de cerrarse con la primera elección virtuosa.
El vidrio y el aluminio en el post-plastic journey de Oway han sido los pioneros determinantes: materiales naturales totalmente e infinitamente reciclables, que desde 2013 contienen la riqueza botánica de las fórmulas agricosméticas.
Sin embargo, el packaging primario se compone de muchos elementos: la tapa, la etiqueta y la bomba dosificadora, que permite dispensar la cantidad necesaria no solo para la limpieza, sino también para la hidratación, la nutrición o la iluminación de la piel.
Las etiquetas de Oway están hechas de papel FSC: una elección responsable que no compromete la reciclabilidad de los envases, que se pueden tirar en el reciclaje sin la necesidad de retirar las etiquetas. Y en ellas se ilustran toda la información sobre los ingredientes (INCI) y sobre las certificaciones, evitando envases innecesarios como los prospectos.
Oway ha llevado a cabo un proceso de transformación iniciado en 2018: utilizar tapas de metal – personalizadas con el logo en bajo relieve – para sellar todos los frascos y tarros compatibles con la sustitución, permitiendo la intercambiabilidad de los dispensadores (cuando sea necesario para el uso) hasta que incluso estos experimentaran una transformación decisiva.
Y así llegamos a hoy, a los dispensadores de metal: reutilizables, protectores y no contaminantes.
TO BE CONTINUED…