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Bajo el sol: el impacto ambiental de los cosméticos solares

July 17, 2024 · · One minute read

La circulación de sustancias contaminantes no tiene fronteras: los cambios climáticos sacan a la superficie los signos indelebles de nuestro paso y nos invitan a reflexionar sobre los riesgos a los que exponemos al planeta. Es tiempo de formular una doble protección: para nosotros y para el planeta.

El año 2023 fue el año de las inundaciones, pero también de los tristes récords de las temperaturas más altas jamás registradas: cada mes un nuevo récord, cada mes una cifra que supera a la anterior. 

Así lo revela el European State of the Climate 2023: el informe publicado recientemente por la agencia meteorológica de las Naciones Unidas, la Organización Meteorológica Mundial (OMM), y por el servicio europeo para el cambio climático Copernicus.

Un dato notable: Europa es hoy el continente que se calienta más rápidamente, con un aumento de las temperaturas el doble de la media mundial. 

Este largo informe de cifras y tendencias climáticas nos recuerda que la frecuencia y la gravedad de los eventos extremos están aumentando, subrayando la importancia de tomar decisiones para proteger el ecosistema. Un consejo de sentido común general que también se aplica a lo que aplicamos o rociamos sobre nuestro cuerpo.

¿Y si lo que sirve de barrera a nuestro cuerpo contamina los arrecifes de coral?

 

El mar es por excelencia el hábitat donde generalmente todos –o al menos los más prudentes– se protegen de algo: de las quemaduras solares, de la exposición a las radiaciones solares, de la sequedad, del envejecimiento cutáneo, de la sensación desagradable (pero en realidad beneficiosa) de la sal en la piel y de todos los otros pequeños o grandes inconvenientes que este entorno conlleva. 

Pero hay un pequeño gran paradoxo escondido bajo la arena de las maravillosas playas que nos reciben cada año en masa: lo que elegimos para proteger nuestro cuerpo de la cabeza a los pies tiene con demasiada frecuencia un efecto completamente diferente en el medio ambiente.

¿Un ejemplo? Una gota de crema solar puede blanquear diez centímetros de coral en pocas horas.

Así es: blanquear. Y no porque impida que los corales se bronceen, sino porque las algas fotosintéticas que viven en su interior, absorbiendo la luz solar y realizando la fotosíntesis para alimentarlos, son expulsadas debido a la contaminación. Este evento aparentemente insignificante hace que el coral sea vulnerable a las infecciones. Resultado: compromete su supervivencia.

Estamos hablando de esos mismos arrecifes de coral impresionantes que admiramos durante las largas excursiones de snorkel. Esos maravillosos organismos marinos que, por esta y muchas otras razones, están cada vez más expuestos al riesgo de desaparecer gradualmente. Y es precisamente para protegerlos que destinos turísticos como Florida, Palau, Hawái y el Caribe han prohibido las cremas solares.

 El inesperado paradoxo: rastros de productos solares en el Polo Norte

 

Exactamente, en las latitudes más extremas: allí donde en invierno el sol ni siquiera sale durante el día.

Sin embargo, un estudio de la Universidad Ca' Foscari de Venecia y del Instituto de Ciencias Polares del Consejo Nacional de Investigaciones (CNR-ISP), en colaboración con la Universidad de Svalbard, detectó la presencia entre los hielos de filtros UV y fragancias sintéticas provenientes de productos de cuidado personal de gran consumo.

Es un poco anómalo encontrar estas sustancias en los glaciares del archipiélago de Svalbard, a miles de kilómetros de los destinos vacacionales más concurridos, pero la razón es simple: su presencia se debe al medio de transporte más eficiente y puntual en circulación, es decir, el transporte atmosférico de larga distancia.

Traducido en términos simples: con el deshielo del Ártico debido al calentamiento global, muchos compuestos contaminantes que ya han demostrado ampliamente sus efectos nocivos en la flora y fauna marinas serán reintroducidos en el medio ambiente.

Este descubrimiento refuerza la tesis cada vez más cierta de que lo que usamos aquí y ahora tiene consecuencias duraderas y a largo, larguísimo plazo.

Curiosidad: ¿sabías que las plantas también se protegen de las quemaduras solares? 

 

Para el mundo vegetal, el sol es sinónimo de energía, sincroniza los ciclos vitales y determina las diferentes fases de la vida de la planta, como la floración, la pérdida de hojas y el crecimiento de las semillas

Pero incluso las plantas, al igual que los seres humanos, deben protegerse de la acción dañina de los rayos UV. ¿Cómo? Produciendo una especie de pantalla solar. Se trata de sustancias químicas que protegen los tejidos vegetales y permiten a la planta no solo sobrevivir y crecer sin obstáculos, sino también adaptarse y coexistir con las radiaciones peligrosas

¿Qué se puede deducir de todo esto?

Que existen muchas especies vegetales capaces de ayudarnos a crear una barrera contra los rayos UV gracias a sus principios activos. El aceite de sésamo, por ejemplo, resiste al 30% de los rayos UV, mientras que los aceites de coco, cacahuete, oliva y semilla de algodón resisten aproximadamente al 20%. Incluso el alga parda protege contra una amplia gama de fuentes luminosas gracias a sus fuertes propiedades antioxidantes.

Agricosméticos Sunway: una elección de la tierra para la tierra

Tomemos el ejemplo virtuoso del extracto de alga parda. Una fórmula cosmética que lo contenga tiene una ventaja adicional para defenderse contra el fotoenvejecimiento y los daños causados por la exposición al sol, la sal, la arena y el cloro.

Cada año, alrededor de 14,000 toneladas de productos solares terminan en los océanos y aproximadamente 8 millones de toneladas de desechos se abandonan en las playas.

Esta realidad nos lleva a crear y mejorar constantemente nuestra receta de protección para las personas y el ecosistema.

La línea agricosmética Sunway de Oway:

  • No contiene filtros químicos;
  • No dispersa componentes contaminantes en el agua;
  • Alcanza altos porcentajes de biodegradabilidad;
  • Está realizada con ingredientes vegetales provenientes de la agricultura biodinámica;
  • Está envasada en frascos de vidrio y aluminio;
  • Está perfumada exclusivamente con aceites esenciales botánicos. 

Una dieta regeneradora, nutritiva y refrescante con altos porcentajes de ingredientes de origen natural que protege contra los agentes atmosféricos sin impactar en el medio ambiente.